Las guardianas de los libros

Queridos lectores: como amo los libros, fue inevitable dedicarles este relato. Les deseo un hermoso martes a todos, ¡Un abrazo!

En la casa de Elena, existía un cuarto secreto, en el cual había un montón de libros. No le gustaba contarlo, y mucho menos a su familia, porque en el lugar en donde vivía leer estaba prohibido. Ya sea porque hiciera pensar a las personas o porque hacía que todos fueran más inteligentes como para creerse las cosas emitidas por los medios masivos de comunicación pero estaba vetado. Y la sanción era tal que muy pocos valientes se atrevían a hacerlo.

Elena empezó a coleccionar sus libros cuando fue, un día que faltó a la escuela, a un mercado negro de su colonia. Sus amigos de esos momentos le retaron a comprar uno y ella, como moría por pertenecer, lo hizo. Después de ahí, ya no pudo deshacerse de él y de todos los placeres que le provocaba.

Todos sus compañeros pensaron que ella se había deshecho de él, como se había planeado, pero ella decidió guardarlo. Después de ese día, siempre que tenía un poco de dinero, iba al mismo mercado para comprar otro y otro y otro más, lo cual empezó a constituir un problema ya que los lugares para esconderlos se le estaban acabando.

Un día, cuando logró independizarse de sus padres, en su departamento dedicó un cuarto entero para sus libros. Nadie lo supo hasta que su madre un día decidió indagar en el misterioso departamento de su hija. Estaba harta de que le guardara secretos.

Cuando lo descubrió, casi le da un infarto. Uno de verdad, no de esos que le solía inventar para manipular a todos los de su alrededor. Estaba tan mal, que se quedó ahí tendida en el piso. Pasó tantas horas sin poder pararse que decidió hojear un libro, ¡Nunca había tenido uno en sus manos! y de inmediato comprendió porque los guardaba su hija.

Desde ese día, ambas se convirtieron en las guardianas de la única biblioteca que se creo en ese pueblo tan lejos de las letras y de los escritos.

Anne Kayve

Imagen de PatricioHurtado en Pixabay

14 respuestas a “Las guardianas de los libros

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  1. Soy como a ti, una apasionada por los libros. Compro más do que puedo leer. Y me encanta tocarlos, cuidarlos oler sus hojas y, claro leer cada una de sus líneas. Siempre escribo, en cada uno de mis libros, mis impresiones, ideas y recuerdos, con el afán de tornar los más mío de lo que ya lo son.
    Un abrazo!!

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      1. Hay libros en que no escribo nada y, con el paso del tiempo, cuando los cojo, tengo la sensación de que el libro no me encantó del todo. De paso que los que tengo garabateados sé que son importantes en mi vida.
        Un gran abrazo para ti.

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