Queridos lectores: el siguiente relato tiene que ver con algo que me pasó en la noche: no podía dormir y sentía que mis horrorosos sueños se habían adueñado de mí. Eso es lo que justamente le pasa a mi protagonista… ¡Sigan leyendo para descubrir cómo enfrenta ella la situación! ¡Un abrazo!
Nelly, una chica de 16 años, tuvo una mala noche, debido a que los monstruos que inventó su cabeza estaban intentando raptarla para despedazarla poco a poco. Querían alimentarse de sus miedos y de todas cosas que la hacían llorar y ella, al ser tan susceptible, no tenía las fuerzas para impedir que lo hicieran.
Así que en esa oscura y temerosa pesadilla, ella corrió sin importar que cada una de las partes de su cuerpo le gritaban que ya no podían seguir huyendo, que ya estaban demasiado cansadas y exhaustas. Ella no las escuchó, pues quería sobrevivir y escapar. Hasta que su rodilla, ¡Su tonta rodilla! falló y la hizo caerse.
Nelly se tapó la cara ante la inevitable venida de los monstruos y ellos, fieles al objetivo por el que habían sido creados, se abalanzaron sobre ella para arrancarle sus sueños y esperanzas. Cuando terminaron, la dejaron ahí, tirada, temblando, llorando. No se habían atrevido a matarla, pues sabían que necesitaban alimentarse con ella cada noche.
Ella, al regresar a la realidad, se dio cuenta que toda su pijama estaba mojada de sudor frío. Una vez más, la habían atrapado y se habían alimentado de ella, ¿lograría escapar algún día? Su cuerpo cansado y el dolor extremo de su rodilla le hicieron entender que no. Que tenía que aprender a vivir con sus demonios y a convivir con ellos por todo el tiempo que le quedara de vida.
Anne Kayve
Imagen de cuncon en Pixabay
terminamos conviviendo con esas pesadillas recurrentes…se torna una coexistencia…nada saludable…Besos al vacío
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¡Así es! Y a veces, no queda más que aceptarlas y aprender a vivir con ellas.
¡Un abrazo!
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