Quémalo todo, mamá

Queridos lectores: Últimamente he estado pensando mucho en todo lo que está pasando con nosotras, las mujeres. Es doloroso para mí ver tantas violaciones, tantas muertes y más al saber que el día de mañana puedo ser yo. Si es así, queridos lectores, quémenlo todo. Ningún crimen debe quedar inmune.

Mami:

Si has encontrado este texto, quiere decir que en este momento estás tan desesperada por averiguar mi paradero que has decidido revisar mis cosas. Apuesto que se te ha hecho muy extraño encontrar esta carta en ese sobre blanco y sellado que se encontraba sobre mi diario, con la leyenda: Quémalo todo.

Imagino tus manos temblorosas, y tus ojos llorosos al saber que yo, en el fondo, sabía que posiblemente esto me podía pasar algún día. Debería ser un delito vivir con tanto miedo, ¿No lo crees? Cuidar nuestra forma de vestir, el lugar por donde pasamos e incluso, ¡la hora en que estamos fuera de casa! Como si solo por ser mujeres nos fuera arrebatado ese derecho…

Siendo sincera, en estos momentos no sé en dónde estoy. Quizá ya me han hecho innumerables cosas que siempre querré olvidar o, por el otro lado, a lo mejor ya estoy muerta. Espero no tardes mucho en enterarte. Creo que es mucho peor nunca saber qué pasó conmigo que tener la certeza de que me han asesinado. Por ello, te prometo que mientras esté en mis manos, lucharé por escapar de ese infierno, aunque me cueste la vida. Quiero que sepas que pasó conmigo, mami. En verdad lo deseo.

En caso de que ya te hayas enterado de que he muerto, quiero decirte dos palabras que jamás quiero que olvides: te amo. Y no importan la cantidad de atrocidades que te enteres a partir de ahora. Sólo recuérdame como tu niña pequeña que viste crecer y no dejes que esa imagen se manche por las heridas de mi cuerpo, de mi alma.

Sólo te pido un favor: no dejes que lo que me pasó le pasé a alguien más. Lucha como fiera y defiéndeme. No me regresaras a la vida con eso, lo sé, pero por lo menos evitarás que alguien más viva nuestro dolor. No temas alzar la voz, rayar monumentos, cantar en mi nombre, pues así, sólo así, mi muerte habrá valido la pena.

Mamá, por ti, por mí, por nosotras: Quémalo todo.

Anne Kayve

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