La chica que escribe

Queridos lectores: ¡Espero estén teniendo un hermoso viernes! Para mi es difícil lidiar con la cuarentena pero ustedes son mi razón de ser, ¡Gracias! Por cierto. Hay un nuevo video. Esta vez hablé del bloqueo de escritor y de cómo he podido lidiar con él, ¡Espero les guste! https://www.youtube.com/watch?v=g9F168k-pow

En mi clase hay una chica que escribe. Nadie lo sabía porque es muy tímida y suele estar aislada, pero en su presentación de ayer, la cual consistía en decir cosas que nadie supiera de nosotros, nos sorprendió. Creo que ninguno esperaba que ella, la más aburrida, fuera la más interesante.

Muchos nos quedamos callados cuando terminó y solo empezamos a aplaudir cuando el profesor lo hizo. Él también estaba impresionado. Le dio las gracias y Nadia regresó a su lugar, agarrando fuerte su primer libro que había escrito a mano. Después, se volvió a hacer chiquita, insignificante, como siempre hacía en cada clase.

Pero yo no podía dejar de mirarla de reojo. Siempre había sido un ávido lector y quería, ansiaba, necesitaba leer ese libro. El problema era cómo acercarme. Jamás la saludaba e, incluso, algunas veces, le di la vuelta y la ignoré cuando ella lo hizo.

La campana sonó y de inmediato mis amigos se acercaron a mi para dirigirnos al siguiente salón de clase. Yo les dije que tenía que hablar con el profesor, así que ellos se adelantaron. Mi objetivo principal de esa mentira era interceptar a la chica escritora la cual, por extrañas razones que nadie entendía, siempre era la última en salir del salón.

La esperé en el pasillo y se sobresaltó cuando me vio.

—¡Oh! Hola Jonathan, ¿vas a hablar con el profesor? Está a punto de irse, así que deberías apurarte —Dijo mientras pasaba enfrente de mí. Yo le iguale el pasó para que no me dejara atrás.

—No, Nadia. En realidad, me gustaría hablar contigo.

—¿Conmigo? ¿Por qué querrías hacer tal cosa?

—No sabía que escribías.

—¿Y qué? —Preguntó un poco a la defensiva y empezó a caminar más rápido. Al parecer, se quería lidiar de mí.

—Quiero leerlo.

Ante esas palabras, se quedó parada a mitad del pasillo, incrédula.

—Nadie lo va a leer, Jonathan. Es mi mundo y no dejaré que nadie lo destruya.

—No lo voy a destruir, sólo quiero conocerlo.

—Ya dije que no —Exclama y se voltea para retomar el camino a la siguiente aula. Sin embargo, iba tan distraída que chocó con otro alumno, el cual, por supuesto, también ya iba tarde a su clase. Los libros de ambos volaron por el aire y yo me acerqué de inmediato a ayudarlos. Justamente ahí me percato que el libro de Nadia está a unos cuantos palmos de mí, así que lo tomó y aprovecho el caos para esconderlo.

—Está bien, nos vemos en clase —Mencionó rápido y me alejo de ambos.

Mis amigos me notan raro, pero no es propio de nosotros hablar de sentimientos así que lo ignoran y saliendo de clases yo me dirijo directo a casa. No me siento contento de lo que he hecho pero necesito leer esa historia. La sinopsis que nos dio es tan buena que no descansaré tranquilo hasta saber cada detalle de ese mundo inventado por Nadia.

No obstante, me llevo una gran sorpresa cuando descubro que la libreta está en blanco. Confundido paso cada una de las hojas, pero no encuentro ni una letra. Entonces golpeo con fuerza la mesa, haciéndome daño en la mano derecha.

Maldigo para mis adentros y me vendo la mano. La sangre que ha surgido no es tanta, pero me duele. En ese momento me siento estúpido, por haberle robado a esa chica algo preciado. Mañana se lo daré en la mano y me disculparé, aceptando las consecuencias de mis actos.

Duermo poco y salgo temprano de casa, quiero ser de los primeros en llegar como ella. En cuanto la veo, mi piel se pone chinita. Me siento a su lado y sin retirar la vista d su libro, dice:

—Deja el libro en el pupitre y nadie se va a enterar de nada.

Sin protestar, enseguida hago lo que me pide. Estaba a punto de marcharme, pero la curiosidad me mató, así que me atreví a preguntarle algo.

—¿Por qué está en blanco? Ayer leíste una página entera, no pudiste inventarlo en el momento.

—¿Ah, no? —Cuestiona, dejando su libro en el olvido —¿Y por qué no? Ser escritor es poder crear realidades alternas con mucha facilidad.

—Pero para ser escritor debes plasmarlo…

—Lo he hecho, es solo que no traje la verdadera libreta donde tengo escrita la historia. NO me iba a arriesgar a que un idiota como tú me la robara. Además estoy tan metida en la historia, que me parece real. Pero eso nunca lo entenderías, tú no escribes.

—Pero leo.

Ambos nos sonreímos y, por una vez en la vida, siento que he conseguido una amiga, una de verdad.

Anne Kayvve

Imagen de Pexels en Pixabay

6 respuestas a “La chica que escribe

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  1. Yo también me siento identificada con tu relato, con Nadia. No considero que me haga chiquitita e insignificante o invisible pero parece que proyecto una actitud bastante seria y distante, al menos es eso lo que me dice la gente. Hace poco que escribo mi blog y mas de uno se ha sorprendido. Por un lado por la tematica y por otro que escriba muy personal. Para mi al ser tímida es como terapia. Y supongo que lo mismo le pasa a tu protaginista. Me gusta, investigaré por tu blog😁

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    1. ¡Muchísimas gracias por tus palabras! Es gratificante saber que te sentiste identificada con ella. De cierta manera, eso suele pasar en el mundo de la escritura. No muchos imaginan lo que llevamos dentro, ¡No abandones tu blog! Por lo menos para mí, el mío es mi pequeño rincón de internet.

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