Adentro de una foto

Queridos lectores: tengo la certeza de que alguna vez cada uno de nosotros ha querido meterse a alguna foto para revivirla. Eso no es posible, pero ¿qué pasaría si lo fuera…? ¿Me acompañan a descubrirlo? ¡Vamos!

Ayer encontré el álbum de fotos de la infancia de mi abuela. No es que haya estado hurgando en sus cosas, pero estaba demasiado aburrido y necesitaba encontrar algo para jugar.

Volteé varias veces a la puerta para ver que ella no entrará a la habitación y, en consecuencia, descubriera mi fechoría. Al ver que no estaba cerca, me puse a hojear esas fotos viejas, las cuales me parecieron utópicas por toda esa naturaleza que tenían en ellas. Esos árboles, ese manantial, me parecieron irreales.

Entonces, deseé con todas mis fuerzas estar ahí, junto con mi abuela de niña. De repente, sentí cómo la foto me tragaba y me lanzaba en ese mundo que existía mucho tiempo antes de que yo naciera.

Fue una sensación extraña. Al principio, me asusté, pero cuando vi el lugar en el que estaba, no puede hacer nada más que correr por todo aquél sendero lleno de pasto y árboles. Mi abuela de niña me agarró de la mano y me guió por cada uno de los rincones que había ahí.

-Ojalá todas las fotos nos dejarán estar adentro de ellas algún día.

Ella me sonrió con su hermoso cabello negro ondeando por el viento y me susurró:

-Algún día será una realidad.

De repente, todo a mi alrededor desapareció. Había regresado a mi triste realidad del presente, en donde mi abuela me miraba fijamente.

-¿Qué estás haciendo, pequeño? Creo que has descubierto mi secreto. Ahora, sólo me queda decirte que lo que viste hoy, lo tienes que guardar en tu memoria por siempre porque, cariño mío, no se podrá volver a repetir, al menos que tu descubras la forma y se la regales a la humanidad.

Esas fueron sus últimas palabras, después falleció. Yo crecí con la idea de hacerlo, por ella y por su memoria, y por las memorias de los demás. Aún no lo he logrado, pero espero algún día hacerlo, pues sé que será el mejor regalo para la humanidad.

Anne Kayve

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