Queridos lectores: ¿Les pasa que saben que algo que están sintiendo es incorrecto, pero aún así no saben cómo dejar de sentirlo? Justo así me siento hoy…
Silencio. Eso es lo único que Jaimy escucha en su habitación, lo cual empieza a causarle angustia.
Andrés salió porque se había enojado con ella y ya eran las dos de la mañana y aún no tenía ninguna noticia de él.
Se sentía culpable, ya que sabía que ella había exagerado con su reacción. Él solo quería hacerle sentir que todo estaba bien…
Escuchó el picaporte de la puerta y saltó de la cama para ir corriendo al encuentro de su amado, pero el mundo se le cayó cuando se dio cuenta que era Ally, su cuñada.
—¿En dónde está, Andrés? — Pregunta con voz temblorosa, no muy segura de querer escuchar la respuesta.
—Se acabó, Jaimy. Él me pidió que viniera por sus cosas.
—¡Andrés no puede hacerme esto!
—¿Y todo lo que tú le has hecho?
Trago saliva y sin fuerzas dejo que pase para que se lleve toda mi vida.
Ella, antes de salir me mira con lástima y me dice que algún día voy a volver a estar bien.
Y cuando cierra la puerta, me dejó caer en el suelo, con toda el alma destrozada, la cual, estoy segura, jamás se recuperará por completo.
Anne Kayve
Imagen de ArmOrozco en Pixabay
que triste historia, pero deja un mensaje, que por más que tengamos grandes problemas, no debemos tratar mal a la gente que nos ama, porque son los que están ahí dispuestos a ayudar o si no es posible ya están poniendo el hombro y abrazándonos, por eso creo que hay que pensar antes de actuar, es preferible decirle de buena forma a esa persona si puede dejarnos un momento solos, entonces no se le contestaría mal, hay que cuidarse de lo que uno dice, como leí en tu otro microrrelato de hace unos meses, el que dice que las palabras son poderosas, está historia realmente confirma eso, saludos Anne
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es, las palabras tan poderosas que pueden llegar a destruir… ¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta