Queridos lectores: debemos ser como el agua que fluye…
Anna tenía una debilidad y era la de aferrarse a las cosas. Su abuelo le repetía constantemente que debía fluir y dejar ir las cosas para dejar paso a las nuevas.
Ella no lo entendió hasta que tuvo que despedirse de su viejo perro Tod. Le lloró mucho, pero cuando llegó Ted, su gato, entendió que ser como el agua que fluye a veces es necesario.
Anne Kayve
Imagen de Pixel2013 en Pixabay
A veces no queremos fluir, prendemos veladoras e incienso a su recuerdo…besos al vacío desde el vacío
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Debemos sacar la fuerza para hacerlo…. y eso a veces es tan difícil….
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