Queridos lectores: aún no he encontrado lo que realmente quiero de mi vida. Supongo que lo descubriré pronto. Mientras tanto quiero escribir sobre alguien que sí lo ha hecho. Espero les guste mucho.
Desde que era niño, sabía que quería ser profesor. Quizá se deba a que mis padres también lo eran y que desde pequeño quise ser como ellos o tal vez es gracias a mi profesor de tercero de secundaria, el que me inspiro a tal grado de querer ser como él.
Sea cual sea la razón, estoy decidido a dar todo en mi proceso de enseñanza. Creo que es mi propósito de vida. Espero que así pueda salvar a varios en el camino y convencerlos de que esta vida no es tan mala como parece. Sobre todo en la temeraria etapa de la adolescencia.
No sé si lo lograré, pero hoy con plumón y borrador en mano, a parte del lindo portafolio que me regaló mamá, me dirijo a la escuela, hacia mi primer día de clases. Algo me dice que valdrá la pena y sé que así será.
Anne Kayve
que lindo es encontrar la vocación perfecta para uno mismo…
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Sí, lo malo es que no todos logran descubrirla…
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Bonita es la misión del profesor. Bonita y de mucha responsabilidad. Se le encomienda formar a niños y jóvenes para que el día de mañana hagan el bien a la sociedad, y puedan construir un mundo mejor. es una pena que en los tiempos actuales, el profesor haya perdido parte de su autoridad. Decía Juan Pablo I: Para enseñar latín a Jacobo, hay que conocer a Jacobo. Es una labor que requiere paciencia, y siempre buen humor. En vez de castigos, estímulos. Ojalá muchos jóvenes de hoy día tengan vocación a la enseñanza. Eso dí, con rectitud de intención y con honradez.
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Como dices, es una pena que actualmente el papel del profesor se menosprecia mucho.. ojalá eso cambie y le den la importancia que merece.
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¡Gracias por compartirla!
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