Libros pendientes

Queridos lectores: estos días mis libros me observan enojados por no haberlos leído. A veces es complicado para mi concentrarme con todo lo que está pasando, pero creo que les prestaré más atención. Este relato es una promesa para ellos, ¡Un abrazo!

Me siento en la silla que se encuentra enfrente de mis libros y los observo detenidamente. Como no tengo dinero para comprar un librero en donde ponerlos, se encuentran apilados en varios montones en el piso. Es triste verlos así, pero no me queda de otra.

-Algún día tendrán un hogar mejor- Les prometo en silencio y sé que ellos me entienden. Una biblioteca personal, ese es mi mayor deseo.

Entonces, empiezo a caminar a su alrededor. La pila de los libros pendientes es la que llama mi atención y les pido una disculpa por dejarlos en el olvido por tanto tiempo.

-Pronto los leeré -Les susurro para que los demás no escuchen -Y prometo ya no traer uno nuevo hasta que haya terminado con todos ustedes.

Cuando abandono el cuarto, mi yo interior se ríe. Sabe inevitablemente que les acabo de mentir despiadadamente: soy una compradora compulsiva de libros, así que no tardaré en llegar con más.

Respiro profundo, sonrio para olvidarme de la situación y sigo caminando hacia la terraza, con un libro nuevo en la mano. Ya me preocuparé de eso después.

Anne Kayve

Imagen de Gerhard Gellinger en Pixabay

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